Durante la era del periodismo "amarillo" del siglo XIX, muchos diarios se concentraron en la difusión de
historias sensacionalistas, en lugar de informar. Sin embargo, este estilo de
prensa se dejó de lado durante la Segunda Guerra Mundial,
para volver al periodismo tradicional.
La crítica al periodismo
es variada. Las acusaciones de sensacionalismo han disminuido en cierto grado.
Pero la credibilidad se cuestiona debido a las fuentes anónimas, errores en los
hechos, la gramática, y el deletreo; parcialidad real o imaginada; y escándalos
de plagio y fabricación. Los editores muchas veces han usado su propiedad como
juguete de rico o como una herramienta política.
Si nosotros llevamos a nuestra realidad esto, nos damos cuenta de que es
cierto, cuantas veces en los periódicos faltos de credibilidad no hemos
encontrado estos errores, por ejemplo en el periódico súper amarillista que circula
diariamente en nuestra comunidad, en el cual todo es muerte y expresiones
sangrientas. Por otra parte otros periódicos se centran más en informar lo que
les conviene y eso también está mal.
Algunas medidas tomadas por los diarios con el fin de mejorar su
credibilidad son: tener voceros, desarrollar políticas y procesos de entrenamiento
de ética, usar políticas de autocorrección más duras, comunicando sus procesos
y razones fundamentales con sus lectores, y pidiendo a las fuentes que revisen
los artículos después de imprimirlos.
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